ELIGIENDO A NUESTROS GOBERNANTES EN DEMOCRACIA
La cultura védica, imperante en el mundo durante las
eras antecesoras a Kali Yuga, tuvo a grandes reyes como gobernantes, quienes
ostentaban el poder político, económico y militar bajo monarquías altamente
cualificadas desde los ámbitos material y espiritual. Hoy en día en la tierra muy
poco queda de aquellas monarquías y menos de la cultura védica. La era de
hierro e hipocresía se ha impuesto en todos los ámbitos humanos incluyendo los
sistemas de gobierno, razón por la cual los devotos de Krishna, como cualquier persona que
habita en este planeta, debemos enfrentarnos a la posibilidad –u obligatoriedad
según sea el caso—de votar en elecciones presidenciales, parlamentarias y
muchas otras dependiendo del país, estado, región, provincia, comuna o barrio,
en el que habitemos. Cabe preguntarnos entonces, como herederos de la cultura
védica, cuál debe ser nuestra participación en estas nuevas formas de gobierno
y orden social impuestas por el voto, la aparente soberanía popular y el poder
degradado en manos de políticos sin una cualificación mínima para gobernar.
Los devotos estamos insertos en una sociedad civil
no vaisnava que nos impone ciertas normas y reglas. Algunas son inofensivas o
neutrales, mientras que otras totalmente contrarias a los preceptos védicos.
Entre aquellas normas sociales y legales que se nos imponen como ciudadanos,
existe aquella que dicta el deber de elegir a nuestras autoridades. Es lo que
conocemos como democracia. Para las costumbres occidentales no hay nada más
valioso que la democracia desde el punto de vista social, civil y político. Así como se cree que no existe mejor forma de
obtener conocimiento sino es a través de la ciencia (materialista), también se
cree que no existe un mejor sistema que la democracia para conformar un
gobierno y ordenar la convivencia social.
La democracia, etimológicamente proviene del antigua
palabra griega demokratia (δημοκρατία), la que está compuesta por dos vocablos, demos, que puede traducirse como pueblo,
y kratos (cracia), que significa
poder. Por tanto la palabra democracia
significa literalmente “poder en el pueblo”. Sin embargo, la palabra demos al parecer corresponde a un
neologismo, en este caso, a una fusión entre dos palabras antiguas que
conforman una nueva. De esta manera demos
se construyó a partir de las palabras griegas demiurgo y geomoro, que
significan artesano y campesino respectivamente. Se puede concluir entonces que, para los
griegos el gobierno del pueblo, en la práctica, implicaba “el gobierno de los
artesanos y campesinos”.
¿Cuándo surge la democracia?
La democracia es una invención de Kali Yuga, así de
simple. Es un modelo que no tiene más de 5000 años de edad y que fue masificado reciéntemente, en los últimos 200 años. Ya sabemos que fueron los antiguos griegos quienes primero se
refirieron a este sistema de gobierno. Sin embargo los historiadores discuten
hasta el día de hoy si fueron realmente los griegos los primeros en instaurar
una democracia. Por lo que se sabe, los griegos nunca funcionaron de acuerdo a
lo que ellos denominaron democracia, pues los artesanos y campesinos nunca
gobernaron sus ciudades y estados. Lo más cercano a este sistema se desarrolló
en Atenas. Pero la mal llamada democracia ateniense, si bien distribuyó el
poder en forma participativa a través de la ejecución de asambleas, estaba
constituida sólo por el 10% de la población, los llamados ciudadanos libres. Se
excluían de esta asamblea, por tanto, los esclavos (que no tenían ningún
derecho), como también los menores de 18 años, las mujeres y los extranjeros,
que aunque gozaban de algunos derechos, no eran ciudadanos formalmente y, por
tanto, no tenían poder político. Entre los ciudadanos libres entonces se
organizaba esta “democracia” ateniense, realizando asambleas conformadas principalmente
por filósofos, pensadores, jueces, sacerdotes, y por la nobleza ateniense en
general. En otras palabras, si bien lograron prescindir de un monarca
gobernante (monarquía=gobierno de uno),
el poder no fue entregado al llamado “pueblo” sino a las clases altas.
¿Pero si los atenienses no implementaron la
democracia como sistema de gobierno, por qué hacen mención de ella? Efectivamente,
ni el resto de los griegos, acostumbrados a la monarquía, ni los propios atenienses,
que prescindieron de un rey para gobernar, conformaron un sistema democrático,
ni en el sentido que ellos le otorgaban (gobierno de artesanos y campesinos),
ni en el sentido moderno (gobierno del pueblo). No obstante y en forma
contemporánea a ellos, existían tribus que se gobernaban mediante la democracia,
lo que fue observado por los viajeros y expedicionarios helénicos que habitualmente
entraban en contacto con otras culturas. Tuvieron que pasar muchos siglos, sin
embargo, antes que la democracia dejara de ser la simple forma de organización
política y social de pequeñas tribus prehistóricas, y se convirtiera en el complejo
sistema político imperante en la mayoría de las naciones de nuestro planeta.
De la monarquía a la democracia
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“En el pasado, prácticamente todas las regiones del mundo
eran monarquías, pero, poco a poco, la monarquía se degradó, pasando de llevar
una vida religiosa ideal a una vida de complacencia de los sentidos y sin
valores divinos. Esa decadencia hizo que las monarquías fuesen abolidas en todo
el mundo…” (SB.
4.14.16).
Los reyes, en un principio admirados, fueron aborrecidos a partir de la
llegada de esta era llena de riña e hipocresía. Siempre hay excepciones, y por
cierto han existido reyes piadosos en los últimos cinco mil años debido a que el
cambio de una era a otra, aunque implica transformaciones radicales y
dramáticas, en algunos casos éstas no se manifiestan automáticamente en forma
absoluta y completa, sino de manera gradual. Pero la regla general fue
encontrarnos con reyes egoístas, opresores y sin preocupación alguna por el
bienestar de los súbditos. Por eso no es difícil entender porque el poder,
entronizado y centrado en la figura de un rey, fue finalmente traspasado a las
manos del “pueblo”. Pero este cambio, inspirado en la revolución francesa, no significó el termino del sufrimiento para todos los habitantes del estado, ahora "democrático". El "pueblo" al que se le otorgaron los poderes del
estado, antes en manos de los reyes, básicamente lo componían los burgueses, es
decir, los primeros capitalistas de la era moderna originados a partir de la
revolución industrial. El poder no estuvo disponible para las personas de estratos
más bajos, los pobres, los desposeídos, los analfabetos, ni para los
trabajadores como grupo genérico. El poder quedó confinado en los dueños del
capital y los medios de producción, en las manos de los comerciantes y futuros
empresarios. Por tanto, aunque no existía el poder monárquico, tampoco se había
creado una democracia real.
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Por contrapartida es muy discutible si en los países que no abrazaron regímenes
comunistas, y permanencieron como repúblicas regidas por economías abiertas y de
libre mercado, se logró instaurar la democracia plena. Hoy por hoy, el
descontento con el sistema neoliberal, sobre todo debido a las profundas
desigualdades sociales y a la falta de derechos de los ciudadanos, permite
plantearnos grandes dudas sobre los supuestos beneficios de estas democracias
burguesas. Al parecer, el derrocamiento de las monarquías y su sustitución por democracias de todo tipo, significó cambiar un mal por otro mal. Los defectos humanos personificados en los reyes se trasladaron ahora a los políticos, igualmente incapaces que sus antesesores:
“Sin embargo, la abolición de la monarquía y su sustitución
por la democracia no es suficiente. Es necesario que los gobernantes sean
religiosos y sigan los pasos de grandes personalidades religiosas.”, nos dice Srila Prabhupada, continuando con su
significado en el Srimad Bhagavatam.
“…Gracias al buen gobierno del rey Ṛṣabhadeva, estaban sobrados de todo lo que se necesita para
vivir. En consecuencia, todo el mundo se sentía completamente satisfecho, y
nadie deseaba nada. Ésa es la perfección de un gobierno. Si los ciudadanos no
son felices debido a un mal gobierno, los jefes del gobierno merecen nuestra
condena. En estos días de democracia, a la gente no le gusta la monarquía; pero
en este ejemplo vemos a un emperador del mundo entero que supo mantener
satisfechos a todos sus súbditos, pues les proveía de todo lo que necesitaban
para vivir y seguía los principios védicos. Así pues, durante el reinado de Mahārāja Ṛṣabhadeva, la Suprema Personalidad de Dios, todo el mundo
vivía feliz.” (Significado Srimad Bhagavatam 5.4.18).
Y no sólo aconteció esto con Maharaja Rishabhadeva, sino con cada uno de
los reyes vaisnavas que gobernaron el mundo bajo la guía de las santas
escrituras, el consejo de brahmanas eruditos y la pureza de sus acciones conscientes
de Krishna. Monarcas que no gobernaron para sus propios intereses personales ni
para la complacencia sensorial, sino para el bienestar de toda la población.
"...Todos los manus eran
reyes perfectos, Rajarshis. En otras palabras, aunque ostentaban el
cargo de reyes del mundo, eran grandes santos. Svāyambhuva Manu, por ejemplo, era el emperador del mundo, pero
no sentía deseos de complacer los sentidos. Ése es el sentido de la monarquía. El rey de un país, o el emperador de un imperio, deben ser
educados de tal forma que, por naturaleza, renuncien a la complacencia de los
sentidos. No se trata de que el rey, por el hecho de serlo, deba gastar dinero
innecesariamente en complacer los sentidos. Los reyes, tan pronto como se
degradaban y gastaban dinero en la complacencia de los sentidos, estaban
perdidos. Algo de esto ocurre en la actualidad: la monarquía se ha perdido y la
gente ha creado la democracia, que también está fallando. Ahora, por las leyes
de la naturaleza, se acercan tiempos en que las dictaduras causarán dificultades
cada vez mayores a los ciudadanos. Si el rey o el dictador, individualmente, o
los miembros del gobierno, como grupo, no son capaces de mantener sus estados o
reinos conforme a las reglas de la Manu-saṁhitā, no cabe duda de que sus gobiernos
durarán muy poco.” (Significado Srila Prabhupada para el Srimad Bhagavatam
8.1.7)
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Así, mientras continúen existiendo democracias lideradas por gobernantes escogidos
por medio de la falsa representatividad de los votos y sin la debida
calificación espiritual, la población gobernada seguirá sufriendo y reinará el
descontento social. El Srimad Bhagavatam y Srila Prabhupada son muy claros al
respecto:
“Mi querido niño, el Señor, quien porta la rueda de una
cuadriga, es representando por el régimen monárquico, y cuando este régimen
queda abolido, el mundo entero se llena de ladrones, que entonces vencen de
inmediato a los súbditos desprotegidos, como si éstos fueran ovejas dispersas.”
(SB. 1.18.43)
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La democracia,
y el tipo de liderazgo encabezado por los políticos escogidos en las urnas, son
características propias de Kali Yuga, era que prácticamente recién se inicia,
pero que nos depara situaciones mucho más lamentables mientras vaya avanzando
el tiempo:
“A causa de la terminación de los
regímenes monárquicos y a que truhanes y ladrones robarán la riqueza de la
gente, habrá grandes desórdenes sociales. La gente será herida y matada, y los
animales y las mujeres serán robados. Y nosotros seremos responsables de todos
esos pecados.” (SB. 1.18.44).
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Como bien dice
Srila Prabhupada, si antes teníamos que soportar a un rey corrupto que nos robaba
a través de impuestos abusivos, en la actualidad, gracias a la democracia
debemos tolerar a una multitud de “reyes” irresponsables aprovechándose del
pueblo con impuestos indebidos, leyes abusivas y acciones explotadoras sobre la
mayoría de la población subyugada. El futuro anunciado por los shastras lamentablemente ya es presente para
todos nosotros, quienes observamos
indefensos como los gobernantes se suceden unos a otros, compitiendo
entre ellos por el poder y por quién miente y engaña más, por quien roba más y
por quien utiliza más al pueblo para sus intereses mezquinos, el desarrollo
económico y la complacencia sensorial:
Srila Prabhupada explica el verso anterior advirtiéndonos de las consecuencias de una sociedad democrática que no se rige por las leyes de Dios:
“Aquí se predice que en ausencia de un
régimen monárquico, la generalidad de la gente va a estar constituida por una
población no deseada que será como los perros y los monos. Así como los monos
están muy inclinados a la sexualidad, y a los perros no les avergüenza la
relación sexual, así mismo la generalidad de la población nacida de relaciones
ilegítimas va a apartarse sistemáticamente de la senda védica de los buenos
modales y las ocupaciones cualitativas de las castas y órdenes de vida…”
“…La
civilización védica tiene como destino el ir de vuelta a Dios, de vuelta al
hogar, donde no hay nacimiento, ni muerte, ni vejez, ni enfermedades. Los Vedas le indican a todo el mundo que no
permanezcan en la oscuridad del mundo material, sino que vayan hacia la luz del
reino espiritual, mucho más allá del cielo material. El sistema de castas
cualitativo y las órdenes de vida están planeados de modo científico por el
Señor y Sus representantes, los grandes ṛṣis. El estilo de vida perfecto
proporciona toda clase de instrucciones tanto en relación con las cosas
materiales como con las espirituales. El estilo de vida védico no le permite a
ningún hombre ser como los monos y los perros. Una civilización degradada de
complacencia de los sentidos y desarrollo económico es el resultado de un
gobierno sin Dios o sin rey, del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Luego
la gente no debe quejarse de las pobres administraciones que ellos mismos
eligen”.
Una vez más Sirla Prabhupada expone, con total lucidez, la contradicción
más absurda de hombres y mujeres de Kali Yuga al participar de la democracia.
Primero escogemos a nuestros representantes y un poco después los estamos
rechazando debido a su gran incompetencia. Pero olvidamos que fuimos nosotros
mismos quienes los elegimos presidente, senadores, diputados, alcaldes, etc. Como
conclusión, un líder incapaz es elegido por votantes igualmente incapaces.
¿Votamos o no votamos?
Quizás antes de votar en una elección, debamos reflexionar sobre nuestra
participación en una democracia, considerando que tanto el sistema de gobierno
actual, como los líderes que pretenden dirigirlo, están muy alejados de los
valores y prácticas propios de la cultura védica y de una sociedad consciente
de Dios. De hecho Srila Prabhupada
dijo que un devoto no debería votar por alguien que no sea consciente de
Krishna (Significado SB. 6.2.23). Si seguimos la instrucción literal, debemos
sentirnos autorizados a no votar mientras no exista un candidato
espiritualmente cualificado, un líder que siga el siddhanta vaisnava. Por tanto si como
devotos optamos por no acudir a las urnas, absteniéndonos de votar, no
estaríamos cometiendo ninguna falta.
Por tanto, si bien podemos considerar correcto no votar, también podríamos estimar adecuado acudir a las urnas con la intención de favorecer a un candidato
que menos problemas cause a los devotos y a la expansión del movimiento de
sankirtana.
S.s. Janardana das.
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