sábado, 25 de mayo de 2013

¿Existe la felicidad inagotable?

[SHASTRAS]

¿Es posible una felicidad inagotable, siempre en aumento, motivante y pura? 


¿Se puede encontrar la felicidad en este mundo?
Para la mayoría de nosotros lo que llamamos "felicidad" es la reducción temporal de la angustia, de la tristeza. Sin dolor, la felicidad no tiene prácticamente ningún significado en una concepción material de la vida.
En primer lugar, todo lo que llamamos "felicidad" depende de algún tipo de sufrimiento previo. Nos gusta comer porque sentimos el dolor del hambre; sin hambre o sin apetito, comer no nos traerá ningún placer, no importa cuán sabrosa y bien preparada esté la comida. Encontramos placer en el sueño debido al cansancio o a la fatiga; un niño que no está cansado al decirle "ve a acostarte" tomará esto como un castigo, no como una recompensa. El sexo es placentero debido a la urgencia de la lujuria. Aquellos que deseen aumentar su placer sexual por lo tanto también deberán aumentar el deseo de su lujuria. Así mismo, a nivel emocional, la compañía se vuelve significativa cuando hemos experimentado soledad. De esta manera, si examinamos cualquier tipo de placer material, nos daremos cuenta de que la experiencia es agradable sólo en proporción a la cantidad de dolor que alivia. Si no hay dolor antes, el llamado placer será sentido o percibido incluso como angustia también. Con el estómago lleno, ingerir más comida resulta doloroso y, después de un tiempo, a la persona bien descansada la cama le parecerá una irritación. Por lo tanto, "felicidad" puede ser definida como la ausencia temporal o mitigación del dolor.
A lo anterior debemos agregar que necesitamos la falta de placer para poder experimentar de nuevo placer. El placer en este mundo disminuye con la experiencia. Si comemos nuestra comida favorita -pizza por ejemplo, en el desayuno, en el almuerzo y en la cena, en pocos días, o semanas, ciertamente no sólo dejaremos de obtener la felicidad en comer pizza, sino de hecho, la aborreceremos. Incluso uno, cuando ha estado constantemente rodeado de buenos amigos,  poco a poco dejará de disfrutar de su compañía y deseará un tiempo a solas. Todos los placeres materiales, por lo tanto, exigen una "ruptura" de ellos con el fin de experimentar su ausencia. Este ciclo se denomina en sánscrito como "bhoga-tyaga" o el disfrute y la renuncia de ese disfrute.
El ciclo de disfrute y la renuncia a ese disfrute se observa también en nuestros patrones de trabajo y vacaciones, en el comer y no comer, y así sucesivamente. No es simplemente que un tipo de actividad placentera seguirá dando el mismo tipo y grado de felicidad continua -tiene que haber tiempos de abstención con el fin de revivir la emoción inicial. Incluso con las pausas el placer tiende a disminuir, a menos que haya un tiempo de privación prolongada o intensa de la felicidad.
Sin embargo, el tipo de felicidad que se ha descrito anteriormente no es el único tipo que existe. La evidencia sobre otro tipo de felicidad está en el hecho que los seres humanos anhelan permanentemente una felicidad que no requiera distanciarse de ella y que no se base en el sufrimiento. Escribimos, cantamos y soñamos con una felicidad que pueda continuar para siempre, que aumente su intensidad, y con un placer sin ningún tipo de sufrimiento concomitante. Nuestras canciones de amor están llenas de promesas de una felicidad eterna que crece a cada momento, imaginándonos que, a medida que avanzamos por la vida, y por la acumulación de educación, la familia, el dinero, y varios enseres y logros, nuestro sentido de satisfacción y felicidad crecerá.
¿Por qué deseamos una felicidad sin fin, cada vez mayor, una felicidad que no dependa de ninguna experiencia de aflicción, en un mundo en que parece no darse ese fenómeno? En otras palabras, si esa felicidad no existe, ¿por qué la buscamos por todas partes?
La respuesta es que no somos de este mundo, sino que somos seres espirituales eternos  encerrados dentro de un cuerpo antinatural de materia en un mundo material. Tenemos, de nuestra herencia espiritual, variedades de intercambio amoroso con el Señor, intercambios que están, de hecho, plenos de éxtasis y en una constante expansión que continúa por siempre, sin una pizca de sufrimiento. Buscamos y glorificamos a ese estado porque es nuestra naturaleza, aunque no es visible aquí. Al igual que a un animal que habita los bosques en un desierto se le antoja sombra y agua -aunque algunos animales del desierto pueden prescindir de ambos (algunos animales reciben toda el agua de las plantas que comen), de modo que los seres espirituales anhelamos la felicidad que es nuestro derecho de nacimiento en esta tierra que notoriamente carece de ella.
Por supuesto, con nuestra experiencia de felicidad pasajera y dependiente de la aflicción, algunos concluyen de que todos los tipos de felicidad serán aburridos, sin brillo, sin contar los períodos de carencia o bien de angustia. No se pueden imaginar, por mucho que lo quieren en un cierto nivel, que pueda existir un mundo perpetuamente feliz o  permanentemente interesante. Consideran el tema de la felicidad espiritual como un mito o lo entienden como algo insípido.
Sin embargo, en realidad hay muchas personas santas que describen la felicidad espiritual como dinámica y variada. Esta felicidad se basa en una relación personal amorosa con el Señor Sri Krishna,  quien también es una persona, pero ilimitada, que retribuye a cada devoto en un arsenal inagotable de formas, en una gran variedad de actividades trascendentales. De hecho, hay muchos tipos de felicidad espiritual, algunos de los cuales se parecen exteriormente a lo que nosotros consideraríamos sufrimiento -el miedo, el dolor, la ansiedad, etc. Debido a la similitud en la apariencia superficial entre las fases avanzadas de éxtasis y los sufrimientos materiales, muchas de las actividades más elevadas del Señor y Sus devotos están sujetas a malos entendidos debido a nuestra proyección de la experiencia material.
¿Pero acaso no tenemos la misma experiencia de las diferentes variedades de la felicidad a nivel material? Por ejemplo, uno puede comer muchos sabores de helado. Helado de pistacho que es muy diferente al de mantequilla de nuez, que al mismo tiempo es radicalmente diferente de frutilla. Y cuando uno combina los diferentes sabores con distintos ingredientes, hay muchas maneras de disfrutar de un helado. La variedad de placer espiritual es algo así como los sabores y coberturas de helados.
Los tipos de placer en el amor a Dios pueden entenderse mejor si examinamos las formas en que la gente trata de ser feliz en la vida material.No es nada raro que la gente pague por las películas y libros que saben los asustarán o los dejarán tristes, o incluso horrorizados. De alguna manera, en esas emociones que generalmente asociamos con la falta de felicidad, encuentran un sentido de placer. En verdad, el placer no está en las emociones "negativas" en sí mismas, sino simplemente en el olvido de las dificultades de su propia vida o en el sentido de una gran oleada de emocionalidad, no importa cuál sea el tipo.
Sin embargo, por equivocada y lamentable que la búsqueda de la felicidad lo impulse a uno, por ejemplo, a ver una espeluznante película de terror, el punto es que hay una gran diversidad de formas en que incluso las personas materialistas buscan la felicidad. ¿Por qué entonces la felicidad espiritual tendría que estar desprovista de tal variedad? De hecho, debido a que lo material es un reflejo o la sombra de lo espiritual, se puede afirmar que la felicidad espiritual tiene muchas más mutaciones y matices, todo lo cual aumenta dinámicamente la emoción de aquellos que aman al Señor. De hecho, el amor a Krishna, incluso en este mundo, nos puede llevar a una vida que es una emoción en cada momento, y donde la aflicción no puede ser distinguida ni definida como tal.

Por S.G. Urmila Devi Dasi

Por favor vea nuestro video relacionado al tema:




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