sábado, 4 de mayo de 2013

Espontaneidad V/S Planificación en la Congregación ¿Opuestos o complementos?

[CONGREGACIONAL]


La discusión sobre si es mejor actuar de manera planificada o desarrollar la improvisación en el servicio devocional, se parece mucho a la  discusión que se origina cuando comparamos Vaidhi Bhakti y Raganuga Bhakti ¿Son opuestos o complementarios? Aunque tal controversia puede parecer estéril en lo teórico, al momento de participar en una Congregación que busca ser exitosa en la prédica y en el cultivo espiritual, resulta importante tener claridad de las ventajas y desventajas de la improvisación y de la planificación en nuestro actuar como devotos.

Sin duda que la improvisación, o la espontaneidad si se quiere, en todos los ámbitos está asociada a la libertad, a la creatividad y también al disfrute. Basta recordar nuestra infancia, cuando éramos niños y frecuentemente podíamos estar absortos en algún juego, sin preocuparnos por nada más, dejando volar nuestra imaginación sin percibir el paso del tiempo, en la más absoluta irresponsabilidad, viviendo el "aquí y ahora" en plena capacidad para disfrutar el momento. 


¿Cuáles eran nuestras únicas responsabilidades en la vida?
Satisfacer nuestras necesidades básicas o, en estricto rigor, dejar que los adultos nos alimentaran y nos llevaran al baño. El resto del tiempo, simplemente lo dedicábamos a jugar, a correr, saltar, cantar, bailar, leer, ver dibujos animados, etc., en fin, a disfrutar. La única preocupación era pasarlo bien. Suena como la vida perfecta, para muchos al menos. 
Pero con los años esta aparente vida ideal va cediendo terreno. Empiezan los deberes, las responsabilidades, primero con las obligaciones hogareñas y luego con el ingreso a la etapa escolar. La higiene personal y la alimentación ya corren por cuenta nuestra, sumando más responsabilidades y dejando a la improvisación y a la espontaneidad con cada vez menos terreno. 
Finalmente, en la vida adulta, la espontaneidad ha quedado relegada a un "rincón" pequeño y casi invisible de nuestra rutina y de nuestras acciones. 

¿Cómo se puede improvisar en un mundo lleno de reglas, normas, deberes y compromisos?
Con el comienzo de la vida laboral las responsabilidades aumentan en forma considerable y, si a eso le agregamos la vida familiar, con los deberes hacia el cónyuge y/o hacia los hijos, y una casa que mantener, las responsabilidades se incrementan de manera dramática... francamente vivir la vida en forma espontánea se vuelve muy difícil así. No obstante, algunas personas se resisten a dejar de lado la espontaneidad y buscan, a toda costa, reservar un espacio a los impulsos más naturales. Pero también eso tiene un costo en nuestro mundo moderno. 
Donde predomine exclusivamente el comportamiento espontáneo,  la psicología postula que se presentará una inclinación a la impulsividad, a la improvisación, a la desorganización, a la inmediatez, a la falta de previsión y a la menor eficiencia. Por el contrario, en el extremo opuesto, donde prime exclusivamente el componente estructurado y organizado, tendremos rigidez, artificialidad, automatismo, problemas para improvisar y dificultades para obtener disfrute. Por tanto, para el sano desarrollo de la personalidad, una integración equilibrada entre la tendencia a disfrutar el momento presente por un lado, y saber planificar y organizar la vida, de acuerdo a nuestras responsabilidades y objetivos por otro, resulta la combinación más adecuada y saludable.
En la práctica, querámoslo o no, ya de adultos debemos estructurar nuestra vida de forma tal que podamos cumplir con nuestros diversos compromisos y responder a nuestras obligaciones. Entonces se nos hace indispensable aprender a organizarnos y a planificar. Ahí donde antes reinaban los impulsos del momento, donde hacíamos lo que en ese instante surgía como deseo, buscando una vivencia placentera, ahora debemos imponer las decisiones pensadas, los filtros, el recato, el análisis, la precaución, "el qué dirán", los límites y la programación. El problema es que, por regla general, la programación y la estructuración no proporcionan placer en sí mismas. Y cómo todos nosotros somos almas, eternas buscadoras de placer, la inclinación natural de la mayoría debiera ser hacia el comportamiento más espontáneo. Esto significa que, cuando imponemos la organización y la planificación, lo hacemos de una forma más bien forzada, obligada por las circunstancias sin obtener, por ello, la gratificación a la cual nos inclinaríamos naturalmente.  En otras palabras, estamos diciendo que, hay actividades a las cuales nos dedicaremos en forma natural y, otras, a las que tendremos que dedicarle tiempo de una forma más forzada u obligada. 


¿Cómo se da esto a nivel Congregacional?

La experiencia indica que ocurre de la misma forma. Naturalmente nos sentiremos atraídos por las actividades que impliquen la obtención de un placer (trascendental), las que por lo general se vincularán a situaciones puntuales, más espontáneas e inmediatas y, por el contrario, nos costará mucho más dedicarnos a programar situaciones o eventos,  a crear estructura, organizar y planificar, con un sentido más mediato la mayoría de las veces. 
¿Qué les parecería más atractivo, que los inviten a planificar las estrategias de prédica que como comunidad tendremos durante el año, o que los inviten a un sadhu sanga, a cantar bhajans y a una fiesta de prasadam el próximo fin de semana? 
La respuesta es fácil y obvia verdad.


¿De dónde viene nuestra tendencia a la espontaneidad? 

Seguramente de nuestra naturaleza espiritual. Ya lo mencionamos, somos eternos buscadores de placer. Cuando estamos condicionados por la energía material ilusoria, nuestra búsqueda de placer nos lleva a la gratificación sensorial. Cuando logramos trascender esta condición, buscamos placer directamente de su fuente original: Sri Krishna. Pero, de una u otra forma, nunca podemos renunciar a la búsqueda de placer. 
Junto al factor anterior, no podemos dejar de mencionar lo que ocurre en el mundo espiritual, específicamente en la morada eterna de Krishna, Goloka Vrindaban. El placer en ese lugar, por lo que afirman las escrituras, está relacionado a los diferentes rasas (melosidades, relaciones) que las almas liberadas tienen con Krishna, y a los distintos pasatiempos que se comparten con la Suprema Personalidad de Dios. ¿Cuáles son los rasas  y pasatiempos más elevados? Aquellos en los que Krishna comparte con sus bienquerientes más cercanos de Vrindaban, los gopas (amigos pastorcillos) con los que  lleva a cabo sakhya-rasa (relación fraternal), aquellos vinculados a sus padres como vātsalya-rasa (recibiendo una relación de sustento paternal) y, más elevados aún, aquellos en los que Krishna comparte con las gopis (madhurya-rasa) en una amor conyugal y de amante. Todos los anteriores rasas corresponden al amor puro por Dios, prema Bhakti, el que se da en forma de Ragatmika Bhakti, relación amorosa espontánea.  

De lo anterior se desprende que el mayor placer trascendental que un alma puede experimentar se origina en la relación de amor espontáneo que se da entre el Señor y sus amantes y, secundariamente, entre el Señor y sus padres y amigos. Todos, intercambios amorosos que no conocen de imposiciones mentales, restricciones mundanas, estructuras impuestas, regulaciones morales o religiosas... obedecen simplemente al amor sincero, natural y espontáneo por Krishna. De esta manera, nuestra inclinación a las actividades espontáneas que persiguen el placer en este mundo material está, así mismo, en concordancia con las relaciones amorosas que se dan en el mundo espiritual, particularmente en el planeta de Krishna entre Él y sus asociados íntimos. Todavía más, Srila Prabhupada vino a enseñarnos precisamente el servicio devocional en humor Raganuga  (siguiendo el amor Ragatmika de los habitantes de Goloka Vrindaban). Con esto no queremos decir que Prabhupada estaba predicando servicio espontáneo así nada más. Srila Prabhupada entrenó a sus discípulos en Vaidhi Bhakti, servicio regulado, con el fin que alcancemos finalmente, y gracias al avance espiritual, la plataforma de Raganuga.

En definitiva, y tomando en consideración los antecedentes anteriormente mencionados, es un hecho que los devotos, en una comunidad vaisnava, sentirán mayor gusto por las actividades concretas, más inmediatas y espontáneas que los conecten con el Bhakti, que por aquellas tareas a largo plazo, que impliquen postergar más el disfrute, entre las cuales se encuentra la organización, la planificación, la elaboración de proyectos, calendarización de actividades, la evaluación, etc. Esto es algo que podemos comprobar cada vez que enfrentamos la proximidad de una fiesta o un programa espiritual, sea éste vinculado a la prédica o al cultivo. La mayor parte de la comunidad colabora con servicios que no necesitan gran preparación, para los cuales no deben comprometerse con mucha antelación ni en forma permanente y que, por lo general, no impliquen un consumo de gran cantidad de tiempo. Esto explicaría también por qué existen tan pocos grupos Bhakti Vriksa que perduren durante un tiempo sostenido y, la razón de por qué es más fácil efectuar reuniones Nama Hatta con formato tradicional que reuniones tipo Bhakti Vriksa. No tiene nada de malo efectuar reuniones Nama Hatta aunque sean una vez al mes o al año incluso, tampoco tiene nada de malo inscribirse a último momento para limpiar el lugar de la fiesta, o para anotarse con la distribución del prasadam al final del programa, o "simplemente" para cantar bhajans. Todo bien pero... ¿Será suficiente con esto para expandir los programas, la comunidad, y el movimiento de Sankirtana en nuestra zona?  

El sentido común y la experiencia indican que la espontaneidad en los servicios, por satisfactoria y valiosa que resulte, no es suficiente para desarrollar y expandir una congregación. Claramente se requiere efectuar una planificación en distintos niveles y asumir compromisos estables, a largo plazo. Todo lo cual también estaría acorde con el entrenamiento que Srila Prabhupada nos dejó. ¿Pero entonces donde queda de la inclinación natural hacia la espontaneidad? 


El servicio devocional, cómo práctica de Bhakti Yoga, implica también las regulaciones, las austeridades. Nuestro mismo Acarya nos enseñó los aspectos de la vida regulada que cada devoto debe seguir. Nunca afirmó que eso era la meta del Bhakti Yoga, pero lo enfatizó como un medio necesario para entrenar nuestra relación de servicio devocional y desarrollar finalmente el amor espontáneo. Y nunca dijo que podíamos saltarnos esta etapa del sadhana. 

Por tanto, junto al disfrute de la inmediatez y la improvisación, ejecutar nuestro servicio devocional incluyendo las necesarias austeridades (regulaciones, estructura, planificación) en la comunidad, no tiene nada de inútil sino, al contrario, resulta muy necesario también para conseguir éxitos en la prédica y el cultivo. Y así como lo deseable en una persona, para conseguir una estabilidad emocional, es el logro de un equilibrio entre espontaneidad y planificación, de igual modo esto se aplica a una comunidad. La espontaneidad y el entusiasmo son el motor, pero la planificación es el mapa y la brújula que guía nuestro camino, camino por el cual, esperamos, transitará nuestra comunidad aprovechando todo un potencial muchas veces subutilizado. 
Es importante tener claro, a modo de enfatizar el tema, que si no empleamos las estrategias de planificación en el servicio devocional ocurrirá una paradoja. Las instancias para disfrutar en Conciencia de Krishna terminarán disminuyendo o incluso desapareciendo. Claro, porque para efectuar programas congregacionales, fiestas y actividades de prédica, necesariamente debe existir una organización y una planificación detrás. Es imposible que consigamos 40 o 50 invitados a un programa de prédica, por ejemplo, sino desarrollamos estrategias previas que permitan convocar y atender adecuadamente a estas personas nuevas. Y para conseguir esto, lo primero es que aprendamos a asumir compromisos con la congregación, con los programas que se vayan creando, ser perseverantes y determinados con los servicios que asumamos, que aprendamos a comunicarnos, a coordinarnos, que participemos de las instancias de planificación y organización, al menos con nuestras ideas  ¿Qué se pierde con intentarlo?


En la planificación y el compromiso, como complementos de la improvisación y de la inmediatez, seguramente están las herramientas que nos faltan, como "devotos de la espontaneidad", para lograr el éxito en el servicio devocional y en la expansión de la Conciencia de Krishna por nuestras zonas de prédica. 


S.s. Janardana das.

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