martes, 2 de abril de 2013

"Por qué y para quién cociné en Gaura Purnima"

[TESTIMONIAL]

Recuerdo muy bien la primera vez que leí el Maha Mantra. Estaba escrito en el borde de un estíquer redondo de color amarillo que mostraba una multitud de siluetas en una aparente danza. El estíquer en cuestión estaba a su vez pegado en el vidrio de la puerta de un pequeño local -una picada, en un pequeño centro comercial que vende comida vegetariana a una gran cantidad de personas que trabajan en el barrio: Hare Krishna (Un gusto superior).

Más o menos un año después de eso me encontraba por primera vez en mi vida participando activamente de una comunidad religiosa; glorificando con una profunda y sincera emoción a un Dios cuya presencia se me reflejaba a cada momento en todo lo que me rodeaba; y dentro de mí, al cantar su Santo Nombre.

Más o menos dos años después de eso había aprendido a doblar una extensa tela para formar un dhoti, y tenía en mi pieza una imagen de este Dios-pastor eternamente alegre, en cuyo hombro descansa con delicadeza su gopi preferida, mientras ambos me miran sonriendo, a ratos a mí y a ratos a los vegetales que puse a sus pies, cuando estoy escribiendo estas líneas.

La versión corta a este preámbulo es que fue en gran parte el prasadam lo que me trajo hasta aquí (y sé bien que en esto no soy el único). Y es por eso que fue para mí algo tan especial cocinar para todos ustedes. Fue algo así como completar un ciclo.

Si bien me gusta cocinar -y disfruto como el primer día cada manjar de la tradición védica- soy bastante más “occidental” en mis preparaciones; más que nada por falta de tiempo para entrenarme en las preparaciones del templo. Es por esto que pasé gran parte del día cuchillo en mano  lavando, pelando y picando las frutas y verduras. Por cierto que este movimiento monótono y concentrado me sirvió para meditar profundamente en Krishna, y en las diversas situaciones que me lentamente me llevaron hasta él contra toda probabilidad (¡y pensar que hay quienes las atribuyen a pura casualidad!), y en ello me sentí satisfecho: ese día a través de mis manos y las de las devotas y devotos que tanto amor pusimos en esa cocina durante todo el día; hubo gente que llegó allí sin saber mucho de qué significa todo esto, y quiero pensar que esa gente probó a través de nuestra cocina un poco del amor inmenso que Krishna nos ofrece, más un poco del amor pequeño que cada devota y devoto quiere entregar a la humanidad y, que en ese amor, podría querer volver. Tal y como me pasó a mí, hace tan poco que sólo pareciera haber sido ayer.












Bhakta Daniel Áthurel.

0 comentarios:

Publicar un comentario